sábado, 16 de mayo de 2009

A LOS 70 AÑOS DE LA MUERTE DE A. MACHADO


En un día como el de hoy, en el que se cumplen setenta años de la muerte del poeta sevillano Antonio Machado, la ciudad, con su cielo luminoso y limpio, parece rendir homenaje al poeta, haciendo honor a esos últimos versos que escribió estando tan lejos, ya para siempre, de su tierra: “estos días azules, este sol de la infancia...” Hoy hace un día machadiano, de esos “de claro sol de invierno” en que “entra la luz dorada de Sevilla, abierto el corazón al mundo". Yo lo quiero recordar con este poema en el que, como tantas veces, deja ver la bonanza del lugar donde nació.

¿Por qué, decisme, hacia los altos llanos,
huye mi corazón de esta ribera,
y en tierra labradora y marinera
suspiro por los yermos castellanos?

Nadie elige su amor. Llevome un día
mi destino a los grises calvijares
donde ahuyenta al caer la nieve fría
las sombras de los muertos encinares.

De aquel trozo de España, alto y roquero,
hoy traigo a ti, Guadalquivir florido,
una mata del áspero romero.

Mi corazón está donde ha nacido,
no a la vida, al amor, cerca del Duero...
¡El muro blanco y el ciprés erguido!
22 de Febrero, 2009
Hace setenta años, en la fría primavera de 1939, “lejos del hogar” y “cubierto por el polvo de un país vecino”, murió Antonio Machado.Los que le vieron pasar la frontera, enfermo, desolado, desesperanzado, sabían que le rondaba la muerte, y que aquella tristeza, amarga y profunda, era un equipaje difícil de llevar.Las palabras de su hermano Jose Machado no dejan lugar a dudas :“El Poeta(…) parecía una verdadera alma en pena entre aquella desasosegada multitud…El alba nos iba a encontrar a todos mucho más viejos que cuando llegamos…El frío del amanecer se sentía hasta la médula de los huesos…El Poeta entumecido y agobiado guardaba el más profundo silencio viéndose rodeado de todas esas gentes(…) que recogían sus pobres bagajes de maletas, sacos y bultos, para seguir el triste camino del destierro”.En esa última noche antes de pasar la frontera, Tomás Navarro Tomás y Corpus Barga hablan con Machado poco antes de emprender la marcha definitiva . Todos coinciden en el desánimo que embargaba a aquel hombre que unos meses antes había escrito en el periódico Voz de Madrid: “En el segundo aniversario de la sublevación militar con que dio comienzo la guerra de España, los leales al Gobierno legítimo de la república tenemos una plena conciencia de nuestra posición y de nuestra fuerza.(…) Luchamos sin ánimo de rendirnos, seguros de la victoria, seguros sobre todo de merecerla.”Colliure le vio morir (a él y a su madre) y le ofreció la tierra que la España vencedora no podía darle: un último lecho donde descansar, para siempre, envuelto en una bandera republicana… Su último verso, encontrado entre sus ropas, estremece por su sencillez y su inmensa nostalgia de lo que era irrecuperable: “Estos días azules y este sol de la infancia…”Se nos murió el POETA, lejos del hogar, deshauciado, vencido, huyendo de la barbarie y la venganza. Corrió la misma suerte que los que, como él, apoyaron la causa de una España que quería vivir y a vivir empezaba, de una España que quiso mirar al futuro y no encontró sino la dialéctica de los puños y las pistolas.Hoy quiero rendir homenaje al hombre y al poeta, y a todos aquellos que, como él, nunca pudieron volver…

En tres minutos, exilio y muerte de Antonio Machado (hace ahora 70 años, el 22 de febrero de 1939, en Colliure, Francia).

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